Descripción
Vestir elegantes, y ser innovadores y rupturistas para impactar a nuestra audiencia son formas instaladas en nuestro entorno cultural. Pero ¿qué sucede cuando la tecnología digital entra en la industria textil para generar nuevos tejidos, antes impensados? (Description in English below).
El desarrollo de los smart textiles (textiles inteligentes) y de las wearables technologies (tecnologías vestibles) parece, a simple vista, promisorio. Un informe de Advanced Technologies and Projects (ATAP) de Google asegura que en 2025, una de cada diez personas conectará sus prendas a internet.
El Centro de Investigación Económica Europea, en tanto, estima que este mercado representará unos 5.000 millones de euros en 2022, casi cinco veces más que en 2017. Esto, claro, en el marco de un consumo de ropa que parece no tener límites. Según la Fundación Ellen MacArthur, la producción mundial de vestimenta pasó de 50.000 millones de prendas en 2000 a 100.000 millones en 2015. Solo en España cada persona gasta unos 450 euros anuales en este rubro, de acuerdo con lo dicho por Gema Gómez, directora de Slow Fashion Next. Sin embargo, después de casi dos décadas de desarrollos, estas tecnologías «vestibles», a las que no hay que confundir con los smartwatch ni con los Google Glass, parecen restringidas a consumidores sofisticados, dispuestos a pagar bastante más por ellas. La T-shirt luminiscente, unisex, de CuteCircuit (292 euros) es un ejemplo y el vestido Noctulia, hecho con la tela de fibra óptica Lumigram (12.999 euros), es otro.
La industria textil, al igual que muchas otras, tiene por delante el desafío de ser más amigable con el medio ambiente (el poliéster, derivado de la petroquímica, es la fibra más utilizada) y en 2020 esto parece ser una prioridad. Sin embargo, no deberá perder de vista los proyectos con visión de futuro que plantean las nuevas telas emparentadas con la tecnología. Producirlas de manera masiva para reducir sus costos y comunicar sus ventajas de forma más eficiente constituyen otro desafío. Porque manejar el móvil con solo mover el cuerpo, mandar un abrazo a distancia, lograr que los hipoacúsicos sientan la música en el cuerpo, usar camisas que no se manchan o, incluso, crear nuestra propia ropa con fibras en spray son proyectos que se están haciendo realidad a una velocidad inimaginable. La velocidad que impone el siglo XXI.
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Description in English: Will it be possible to chat with our friends from a portable device, communicate and send a virtual hug through sensors incorporated into the very fabric of our clothes?
Smart fabrics already exist to conserve heat or expel perspiration; some protect us from impacts; others are capable of avoiding bad smells and safeguarding us from ultraviolet radiation, and many have lights that change color to the rhythm of our pulse. Famous designers and prestigious brands transform the fabrics of the 21st century.
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